Las Reales Minas de azogue de Almadén

La ciudad de Almadén tiene una población de 6000 habitantes. Tan pequeña localidad ha tenido sin embargo un papel importantísimo en la economía española.
La utilización del mercurio tuvo su apogeo debido a su utilización industrial para la obtención de metales nobles, oro y plata, desde que en el año 1555 el sevillano Bartolomé de Medina utilizó un nuevo método de purificación, la amalgamación, que empleaba el mercurio o azogue. Se sabe que ya en 1554 planteó ante el virrey de Nueva España Luis de Velasco, un nuevo procedimiento para extraer el oro y la plata del mineral, amalgamando éste en frío con azogue. 
De esta forma este metal pasó a tener una gran importancia, monopolizando la Corona su producción y comercialización en las Indias con las Reales Cédulas de 4 de marzo de 1559 y 8 de mayo de 1572. Las minas de Almadén han sido el mayor y más rico yacimiento de mercurio conocido hasta la fecha, y el único que se ha explotado de forma ininterrumpida durante más de 2000 años. Los principales yacimientos estaban en Almadén, Idria y Huancavélica (España, Eslovaquia y Perú respectivamente).
Y no olvidemos el peligroso contacto con el mercurio, causante de males similares al “Mal de San Vito”. En esos años los presidiarios eran condenados a galeras o a las minas de Almadén.

Onza de Felipe V de la ceca de Méjico (de www.maravedís.org)
Oro producido con azogue de Almadén
En 1555, decíamos, Bartolomé de Medina inventa el “método del patio”, que consiste en la obtención de plata u oro mediante la amalgamación con el mercurio, lo que provocó el aumento de la demanda del azogue que se convirtió así en un producto básico para beneficiar las minas de plata americanas. El mercurio de Almadén se utilizará en Nueva España (Zacatecas, Guanajuato…)  y el de Huancavélica en Potosí.
El procedimiento era sencillo, se mezclaba el triturado base, que previamente se había tostado con sal y pirita si se trataba de obtener plata, con agua y azogue (en 6 u 8 veces la cantidad que se estimaba contenía la molienda que se iba a tratar) para formar una pasta. El mercurio disolvía al oro o la plata formando una amalgama que se aislaba mediante lavados. Por último se volatilizaba el mercurio subiendo la temperatura hasta los 360 grados, ¡quedando el oro con un 99´9 % de pureza! Y con una pérdida de 1 ½ kilos de mercurio por cada kilo de plata obtenido.
Toman de esta forma importancia los caminos para llevar el mercurio desde Almadén a Sevilla, caminos largos y llenos de dificultades. Los transportes se realizaban en carretas (10 quintales por carro) o con mulas (1 quintal por animal) y básicamente con este recorrido:
Un itinerario común: Almadén, Santa Eufemia, El Viso, Hinojosa del Duque, Valsequillo, Fuente Obejuna, Granja de Torrehermosa y Azuaga
Dos rutas para carretas a partir de ahí: Berlanga, Llerena, Montemolín, Monasterio, Santa Olaya, El Ronquillo, Castilblanco, Alcalá del Río, Guillena, Santi Ponce y Sevilla.
O bien: Guadalcanal, Malcocinado, Alanís, Constantina, Lora del Río, Alcolea, Tocina, Brenes, Alcalá del Río, Guillena, Santi Ponce y Sevilla.
Y para las mulas: Guadalcanal, Malcocinado, Alanís, Cazalla de la Sierra, El Pedroso, Cantillana, Brenes y Sevilla.
O lo que es lo mismo: Valle de Alcudia, Valle de los Pedroches, Valle del Guadiato, Campiña Sur de Badajoz, Sierra de Sevilla y Valle del Guadalquivir.
Ahora había que llevar el azogue a América. La ruta principal fue la de Sanlúcar de Barrameda o Cádiz – Veracruz que llegó a enviar 4000 quintales métricos anuales en los primeros años del siglo XVII.
Ya en territorio americano las dificultades eran enormes. De Veracruz a la capital del virreinato, unas 80 leguas, se tardaba en mulos 25 días o 35 si la temporada era lluviosa, con una diferencia de altitud de 2250 metros. Y de la capital, Méjico, hasta las distintas minas que lo necesitaban situadas hasta 500 leguas de distancia, por caminos intransitables, sin puentes….
Fernando VII. 8 reales de la ceca de Zacatecas
Plata producida con azogue de Almadén
Era muy sencillo: sin mercurio no se producía plata, y sin plata faltaba la fuente motriz de las colonias y del Estado en general. De esta forma la producción de azogue se convirtió en un asunto de prioridad nacional: nadie puede exportar azogue a las Indias sin autorización real, y por su parte que los habitantes de las colonias tuvieran prohibido comprar dicho producto exportado ilegalmente de la península.
El azogue español atravesó 9000 kilómetros desde su lugar de producción hasta su destino. Y el camino final era siempre doble, en un sentido circulaba el azogue y en sentido contrario la plata o el oro.
                                                                                   

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